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Cheesecake de calabaza 3½

 La semana pasada tuve antojo de algo dulce… a las 10 pm. Tenía 2 opciones: galletas con mantequilla de maní, o ponerme a preparar un postre «fácil y rápido». No soy amante de la mantequilla de maní, así que decidí lanzarme a hacer un invento. De ahí nació el Cheesecake de calabaza 3½.
Busqué recetas express para cheesecake y cuando fui a buscar los ingredientes tenía, si acaso, la mitad de lo requerido. Dije, «pues algo tiene que salir de todos estos poquitos». Algunas galletas, medias latas de algunas otras cosas y 1o minutos después tenía mi cheesecake listo para hornear… cruzando los dedos que no solamente tuviera algo de contextura de cheesecake, sino que supiera bien… ¡lo más importante!
Me puse a escribir la receta, por si me salía bien, poder hacerla de nuevo. Viendo las cantidades que le iba agregando, noté que la mayoría era «3 de algo» o «½ de esto otro», de ahí el nombre de esta receta.
Mientras se terminaba de hornear pensaba: ¿se cocinó?, ¿sabrá bien?, ¿parece cheesecake?.
Cuando lo saqué del horno, tenía sonrisa de oreja a oreja. Se había cocinado, no se había quemado (que me sucede con frecuencia) y sí parecía cheesecake. Ahora solo faltaba probarlo. Pero aún no terminaba. Había que dejarlo enfriar y luego meterlo al refrigerador al menos una hora. No logré esperarme la hora completa y probé mi primer trozo de cheesecake. Estaba fascinada de que un invento mío en la cocina funcionara. Había cosas que mejorar, pero me fui a dormir satisfecha con este logro.
Al día siguiente probé otro trozo y para mi sorpresa, había mejorado considerablemente su textura y sabor. Todo un triunfo.

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